jueves, 10 de mayo de 2012

Sentía pena por aquel pajarito amarillo,
todo el día chillando solito en su jaula,
viendo y viendo con sus ojitos tristes,
parecía un enamoradito no correspondido.

Un día le abrí la jaula y lo ví marcharse.
Allí sentí el sabor de la libertad por primera vez.
Fueron los cuerazos más dulces de mi vida.

-Fragmento, Ojos de Pájaro Insano.

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